Si pasas junto a la mesa de William Reynolds es dificil no oirle decir a su mesa algo acerca de una apuesta sobre como maneja las fichas. "¡50€ si me pillais barajando mis fichas!", dice mientras tiene las manos tensas planeando sobre su caja. Esto es el equivalente para un jugador de poker de no poder rascarte mientras te pica la nariz, o morderse la uñas: jugar con las fichas es contagioso y es inconsciente- toda la sala del torneo se llena con el cliqueo compulsivo de los jugadores, que no para de reconstruir sus pilas o de juguetear con ellas entre sus dedos.