Vaya!
Guth y Stevanovski canjearon apuestas y subidas en el turn y lograron un bote enorme tras lo cual Guth quedó con casi nada. La mesa final mostró





"No hay escalera, no hay escalera!" gritó Guth, y resultó ser que tenía razónt. Stevanovski malinterpretó su mano y pensó que había hecho una escalera baja, pero sólo tenía los 6-7, y su error le costó varias grandes apuestas. Ese bote revirtió el partido hasta quedar exactamente empatados, 1,4 millones de fichas cada uno.