La columna de Trallero Reiser: A Phil Hellmuth se le ha perdido algo
Si hay un jugador mediático a nivel internacional en el mundo del poker, ese es Phil Hellmuth, o Phill "Hellmouth", bonito juego de palabras en inglés que significa "la boca del infierno". Estos últimos días ha sido noticia por ser expulsado de un prestigioso restaurante en Londres por negarse a desprenderse de su gorra tras las reiteradas peticiones de los empleados del restaurante. ¿Excentricidad, chiquillería, un ego demasiado subido, una pataleta de las suyas? Yo creo que una mezcla de todas ellas.
Si por casualidad hay alguien que no conoce a este jugador, decir que posee el mayor número de brazaletes de las WSOP actualmente con un total de 11, dejando atrás a leyendas como Chan o Brunson con 10, habiendo ganado el primero en un Main Event en el 89, con tan sólo 24 años. ¿Será que eso se le habría subido a la cabeza para comportarse como lo hace? Me temo que sí.
No es nada extraño verle refunfuñar y criticar a un jugador que le hace un bad beat, despreciar las habilidades en el juego de los amateurs (recordad hará un par o tres de años, cuando le dijo a un amateur en el Main Event de las WSOP que "ni siquiera puede deletrear la palabra poker"), o protestar ante cualquier cosa parando el juego o incluso abandonando la mesa, sólo hay que ver algún que otro episodio de Poker After Dark o High Stakes Poker. Y para rizar el rizo, suya es la frase que reza "Si no existiera la suerte, ganaría a cualquiera".
Y si todo esto hace de él un personaje polémico, ¿cómo demonios consigue ser un personaje popular y caer más bién que mal? Supongo que es cuestión de carisma y espectáculo. Yo cuando veo a Hellmuth ya no veo poker, veo show. Cuando lo veo en una mesa, ya estoy esperando el espectáculo o la pelea verbal, de manera inconsciente ya ni pienso en él como un jugador de poker. Quieres pasar el rato viendo su cara de cabreo cuando le metan un bad beat o pendiente a lo que va a salir de su boca. A diferencia de Matusow, por ejemplo, famoso por sus trifulcas, pero del que uno sabe apreciar su calidad en el juego (saldrán detractores que digan lo contrario, pero este tipo me parece un verdadero artista del juego y estoy convencido de que acabará siendo una leyenda).
El personaje puede al poker, y es que Phil Hellmuth se ha convertido en una marca. Aparte de su sala de poker, tiene toda una retahila de vídeos con su "método del millón de dólares" para triunfar en el poker, así como algún que otro libro de los que los expertos dicen que son de dudosa calidad. No dudo de la calidad de Phil como jugador, ahí están sus 11 brazaletes, que sin duda alguna serán muchos más en unos años, pero la imagen que desprende de persona caprichosa y excéntrica no le ayudan en absoluto.
Quizá penseis que sencillamente la fama se le ha subido a la cabeza, pero es que ya han pasado casi 20 años desde su catapulta al éxito y parece que la cosa haya ido a peor. Y es que se puede crear polémica por la manera de decir las cosas o expresar un punto de vista, pero aquí hay un problema de actitud latente. Estoy convencido de que este señor tiene asesores de imagen que le ayuden a mejorar esto, pero parece que no les hace demasiado caso. Incluso leí en una entrevista que había estado practicando yoga para mantener una actitud positiva en las mesas y canalizar su ira.
Pese a todo esto, no es extraño verle llegar una o dos horas tarde a un torneo importante de categoría como las WSOP o WSOPE, subido a un coche de lujo montando un show, algo que jamás he visto hacer a ninguna otra de las superestrellas del poker. Estas son el tipo de cosas que no le ayudan en absoluto.
Y es que creo que a Phil se le ha perdido algo por el camino desde que subió al tren de la fama: la humildad.