Sexton's Corner Vol 1- El taxi está aparcado
Tom Sexton es el hermano del recientemente nombrado miembro del salón de la fama Mike Sexton. Tom ha estado en primera línea de la acción en Las Vegas desde hace décadas.
Tom ayudo a Mike a cuidar de Stu Ungar en sus últimos años, cuando las drogas habían destrozado al mítico jugador, y estaba en las partidas de su hermano con leyendas como Puggy Pearson.
Tom ha colaborado con Pokernews haciendo una serie de articulos historicos muy interesantes, que ahora procederemos a traduciros semanalmente para el disfrute de todos los aficionados a las buenas historias del poker en Las Vegas antes de la aparición del poker online.
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Este es mi primer artículo para PokerNews.com, así que me gustaría presentarme a los lectores. Mi nombre es Tom Sexton, y la mayoría de la gente en el mundo del poker habrá oído hablar de mi hermano, Mike Sexton. Tomar mi palabra, Mike es el mejor hermano del mundo, y probablemente es tan responsable como cualquier otro individuo del boom del poker, del renacimiento que todos hemos disfrutado en estos últimos años.
Estoy muy orgulloso de Mike por todos sus logros y contribuciones al crecimiento del poker. Cuando se habla de clase en el mundo del poker, Mike ha puesto el listón altísimo como embajador del poker.
Tengo un montón de historias que iré compartiendo con ustedes en mi columna que van a disfrutar, incluida la del día que mi hermano me llamó y me dijo: "¡Aparca el taxi!"
Hace aproximadamente seis años, estaba conduciendo un taxi en Las Vegas, y acababa de dejar a un cliente en el aeropuerto. Cuando ya me iba del aeropuerto, sonó mi móvil y Mike dijo, "¿Dónde estás ahora?" Le expliqué que mi taxi estaba de servicio y que acababa de dejar pasajeros en el aeropuerto. Mike dijo a continuación... "¡No puedo creerlo! - Party Poker me acaba de enviar los primeros 15 millones de dólares... de modo que Tom, ¡Aparca el taxi! nunca vas a tener que conducir un taxi de nuevo!"
Creerme cuando os digo que cuando se conduce un taxi, sólo se puede soñar con recibir una llamada telefónica como esa, pero nunca sucede. A mí me pasó, y recuerdo que ¡casi me ponen una multa llevando el taxi de vuelta a la base! Conducir un taxi es una gran dosis de realidad, donde experimentas a las personas en sus mejores y peores momentos. Es simplemente un trabajo muy peligroso, pero de vez en cuando suceden cosas cómicas que son simplemente demasiado divertidas para creerlas.
Volviendo unos 12 años atrás en el tiempo, a cuando conducía un taxi en Lake Tahoe, y acababa de cargar una dulce abuelita de unos 75 años de edad en el Hotel Hyatt que necesitaba llegar al aeropuerto de Reno para tomar el último vuelo a Chicago. Había una tormenta de nieve, y la conducción más allá del monte Rose era muy traicionera, el taxi se deslizaba hacia atrás y hacia adelante por esta enorme montaña.
La mayoría de la gente le diria al taxista que frenara, ya que su idea será llegar a su destino de una sola pieza. Pero no esta dulce abuelita que en cambio, me dijo
"¿Puedes pisar el acelerador un poco y llegar más rápido? No puedo dejar pasar este último vuelo a Chicago, mis nietos tienen que hacer un viaje de cuatro horas para recogerme, y no tengo manera de conseguir localizarlos".
Le aseguré que podríamos llegar a tiempo, y las cosas tenían buen aspecto en la entrada del aeropuerto, camino a la entrada de American Airlines. A falta de 500 metros, no me lo podía creer... ¡se pincha una rueda! Salió del taxi conmigo y me dijo:
"¡Oh, no, no me digas que tenemos un pinchazo…voy a perder mi vuelo".
Me ofrecí a cambiar rápidamente el neumático, y entonces fue cuando ella dijo "Mira, yo sólo peso 43 kilos y sólo tengo esta bolsita de mano".Sacó un billete de cincuenta dólares, y cogiendo el mismo por las dos puntas lo hizo chasquear en dos ocasiones, y dijo: "! Te daré cincuenta dólares de propina si me llevas a cuestas en este mismo momento hasta el mostrador de American Airlines!"
Le dije: "¿Habla en serio?"
Y ella dijo: "¡Sí, y tenemos que irnos ahora!"
Propinas de cincuenta dólares nos son fáciles de conseguir conduciendo un taxi, así que le dije, "Súbase".
Si puedes imaginar a una abuela montada a cuestas de un conductor de taxis, corriendo por la terminal tratando de coger un vuelo, lengua afuera el conductor, ya que no esta en la forma en la que solía estar, mientras que las personas giran sus cabezas con incredulidad… Era todo un espectáculo y uno de los momentos cómicos más clásicos de mi carrera como conductor de un taxi.
Ella estaba tan feliz de llegar a tiempo, que me dio un gran abrazo en la terminal… Además tenia toda una historia para contar sus nietos de al llegar a Chicago de cómo llegó al último vuelo.
De todas las formas Mike, siempre estaré agradecido por tu llamada telefónica para que aparcara el taxi. ¡Eres el mejor!
El taxi está aparcado.
Tom Sexton