¿Tiene el One Drop derecho a prescindir de los jugadores profesionales en su torneo de 1 millón?
El mes pasado, Guy Laliberté anunciaba que el Big One for One Drop volvería a celebrarse con su famoso buy-in de €1.000.000 como parte del festival de cash y torneos que se llevará a cabo del 13 al 17 de octubre en el Casino de Monte Carlo.
Sin embargo, el anuncio del torneo, en el que se volverán a donar a la organización benéfica One Drop €111.111 de cada buy-in, muestra algunos cambios. A diferencia del pasado, cuando el evento estaba abierto para todo aquel que pudiese pagar el millón de entrada, este año solo se podrá entrar en juego por invitación. Con esta medida, Laliberté buscaba excluir a los jugadores profesionales de poker con la intención de mejorar la expericiencia de los recreacionales y hombres de negocios más célebres.
En una entrevista para PokerNews el mes pasado, Laliberté explicaba que "El mensaje que recibí de los jugadores recreacionales y empresarios es que sentían que no tenían ninguna posibilidad. Ellos querían jugar por dinero y divertirse, pero no enfrentarse a un field lleno de profesionales. Eso me obligó a replantear el evento."
Este anuncio fue recibido con cierto escepticismo, y hubo un buen número de jugadores profesionales que se sintieron decepcionados por haber sido excluidos. Dos de nuestros compañeros de Pokernews han querido defender a cada una de las partes y este es el resultado.
Excluir a los pros es un error
En 1987, se declaró una huelga en la National Football League. Yo tenía solo un año, así que, afortunadamente, no tuve que soportar ver la participación de los jugadores de "reemplazo", pero puedo imaginarlo, seguramente la secuela sería mucho peor que la película.
El Big One for One Drop sin la participación de los profesionales será justo lo que hemos dicho. Al igual que con los jugadores que suplieron a los que fueron a la huelga en la NFL, el primer problema del Big One for One Drop sin profesionales es que nadie lo va a ver.
La mayor parte de los fans a los torneos televisados o en streaming sintonizan poker por dos motivos: la habilidad de los jugadores y el espectaculo de los diferentes personajes. Si eres un aficionado incondicional al poker, probablemente te resulte un verdadero placer ver a jugadores como Fedor Holz y como se mueve en la mesa, atacando cuando es necesario y sacándose del medio cuando su rival tiene las buenas. Otros aficionados prefieren sintonizar jugadores como Phil Hellmuth, cuyas travesuras en la mesa nos hacen reír y menear la cabeza.
Bajo el nuevo formato del Big One ideado por Guy Laliberté, ni Hellmuth ni Holz podrán participar en este evento. ¿Estará alguien esperando ver un enfrentamiento entre Bill Klein y Talal Shakerchi? No quiero ofender a esas personas, pero, llámame escéptico, en ese caso importa poco cuanto subas el buy-in.
También tengo en mente el objetivo declarado del Big One, que no es otro que recaudar dinero para la fundación One Drop, dedicada a llevar agua limpia a los más necesitados. De cada buy-in de €1.000.000, €111.111 se destinarán a la organización benéfica. Negar a los profesionales la opción de jugar reduce la bolsa de premios, y por extensión, el dinero para los más necesitados.
Laliberté afirmó que el objetivo es tener 48 participantes, pero parece raro que se puede alcanzar esa cifra teniendo en cuenta que ese fue el número de participantes del Big One for One Drop inaugural disputado en Las Vegas, un lugar en el que había muchas más opciones de que los profesionales poblasen las listas.
Por otro lado, como ya he indicado, atraen las miradas. Obviamente una retransmisión que incluya la opción de donar de manera rápida a los espectadores puede dar mucho dinero. Pero si nadie está mirando, ¿qué se puede hacer? Denegar la participación de los profesionales sería doblemente perjudicial para la posibilidad de recaudar fondos.
Puedo comprender perfectamente por qué algunos jugadores aficionados se sienten algo contrariados por haber caído en un baño de tiburones, pero eso no tiene porque significar que han sido alimento para los más fuertes. Había opciones mucho más atractivas que simplemente prescindir de los pros.
La Super High Roller Bowl del ARIA reservó 14 asientos para jugadores "no profesionales". ¿Por qué no invertir eso y reservar algunos asientos para los pros? Obviamente, la demanda para hacerse con uno de esos asientos sería mucho mayor que la oferta, pero hay formas de evitar eso. Por ejemplo, hacer un sorteo entre los que quieran participar, o, como he visto en Twitter, se podría asignar un número de entradas para pros en los satelites.
Negar a los jugadores la oportunidad de jugar va en contra del espíritu del poker. Este juego vivió su mejor momento cuando Chris Moneymaker probó que cualquiera puede ganar. Esa es la gran razón que explica por qué la gente sintoniza con el poker.
-- Mo Nuwwarah
Guy Laliberté eligió lo correcto
Obviamente, como fan del poker creo que la ausencia de los grande nombres y jugadores de high stakes es decepcionante. Como Mo ha comentado, el evento es mucho menos atractivo para los aficionados si faltan jugadores como Phil Ivey, Antonio Esfandiari, o Fedor Holz, entre otros. Dicho esto, es importante recordar que este evento no se disputaría sin el grupo de hombres de negociones y ricos que están dispuestos a saltar a los tapetes.
Así que mi pregunta es la siguiente: ¿prefieres ver un torneo con un buy-in de 1 millón sin profesionales, o que no se dispute este evento?
Como organizador del evento, Laliberté habló con los jugadores y descubrió que si interés era limitado por tener que jugar contra los principales talentos del poker mundial año tras año. Así que tomó una decisión difícil que no solo permitió que el evento se siga celebrando, sino que además va en beneficio de la fundación, One Drop. Yo, por ejemplo, apaludo el haber tomado esa decisión tan difícil.
Todos sabemos que desde que ha existido el poker ha habido tiburones y peces. Normalmente, los tiburones o profesionales se alimentan de ellos cuando los "fishes" o jugadores recreacionales deciden divertirse un poco jugando las mesas en las que ellos juegan. Si esos "fishes" no decidiesen participar, los prefesionales se verían obligados a "alimentarse" unos de otros. Aunque esto sucede muy a menudo, no es beneficioso para la sostenibilidad a largo plazo del ecosistema y de las grandes partidas. Así que cuando los pros ven un buy-in tan grande como el del One Drop, eso crea un delirio general. Ganar un torneo con un buy-in de €1.000.000 puede mantener a un pro durante mucho tiempo.
Sin embargo, para muchos profesionales el millón necesario para jugar está fuera de su alcance, lejos de su banca para un solo torneo. Eso lleva a grupos de jugadores a unirse para juntar el dinero colectivamente con la idea de tener "acción" en ese torneo, lo que además aumenta el número de pros involucrados, y también reduce el riesgo. Esto crea una dinámica que los jugadores recreacionales ven como depredadora. Si tuviera la suerte de poder entrar en un torneo de €1.000.000, me gustaría saber que los jugadores que se sentarán junto a mi están asumiendo un nivel de riesgo similar al mío.
Laliberté no está echando a los profesionales del festival. De acuerdo con el fundador del Circo del Sol y del One Drop, los jugadores profesionales son bienvenidos si quieren entrenar a otros jugadores, participar en las mesas de cash, y jugar algunos de los eventos paralelos. Esto por si solo debería saciar el "hambre" de aquellos que buscan tener participación en el torneo, y seguramente la posibilidad de jugar los niveles más altos será una prioridad que muchos atenderán.
Con o sin pros, para mi, creo que un torneo con un buy-in de un millón ya es lo suficientemente atractivo. Si a eso le añadimos millones de dólares para la caridad, eso me hace pensar que el evento volverá a ser un éxito rotundo.
-- Matthew Parvis
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