Tras haber conseguido doblarse tras completar una escalera en el turn de un board que había dado trucha de sietes a uno de sus rivales, Mateo Sempere volvía a enfrentarse en una mano a ese mismo jugador.

En el flop había y el rival del alicantino tomaba la iniciativa con una apuesta de 1.000 puntos dejándose por detrás pipas. La acción llegaba a Mateo dos puestos a su izquierda, que no pensaba demasiado para resubir hasta los 2.100 puntos.

Su rival se ponía a tankear y tras unos segundos Mateo ponía a funcionar la maquinaria de "darle a la sin hueso", una de las estrategias que mejor maneja. Echaba la mano a su pila de fichas mientras el decía a su rival: "hagas lo que hagas de voy a cantar call y te voy a echar del torneo". Su contrincante esbozaba una sonrisa y replicaba "tampoco te creas que has hecho nada del otro mundo, se te ha completado una escalera y ya está".

"Bueno, yo solo te digo que de voy a pagar y te voy a echar". Acto seguido, Sempere miraba a la croupier y decidía pedir tiempo.

No hizo falta que el floor llegase a la mesa para que el rival de Sempere foldease sus cartas esperando una oportunidad para devolverle el mordisco al aunténtico "Gladiador".