Siempre está ahí para ayudar
Pero el jugador que tenía aparentemente estaba embrujado por sus diamantes porque tras el del turno (dándole escalera) y el del river se levantó, golpeó la mesa, y empezó a empujar las fichas hacia el crupier. De hecho ya se levantaba cuando Hachem se quitó los cascos y le cojió de la muñeca. Se volvió hacia Hachem que le explicó que, si, habia ganado la mano. Sonrió de oreja a oreja mientras amontonaba sus ganancias, mientras el perdedor tuvo que contentarse con un masaje.