La aversión al riesgo
Aarón Domínguez es un jugador semiprofesional que lleva años ligado al mundo del poker. Antiguo redactor, ahora desempeña esa función en DrawingDead, tarea que combina con numerosas horas de estudio y juego, escalando los niveles poco a poco con el fin de encontrar un hueco entre los mejores.
A estas alturas ya todos sabemos más o menos que para convertirnos en buenos jugadores de poker debemos cumplir una serie de requisitos como por ejemplo: una estrategia sólida, unos conocimientos matemáticos mínimos, cierta capacidad de adaptación a los distintos tipos de rivales y momentos de la partida, un estricto control de bankroll y ciertas capacidades psicológicas relacionadas principalmente con evitar el "tilt".
La mayoría de estos requisitos pueden ser adquiridos con un buena filosofía de estudio y trabajo, al fin y al cabo el poker no es ni mucho menos un juego reservado para mentes privilegiadas. Sin embargo hay ciertos aspectos inherentes a la personalidad de cada individuo que nos pueden lastrar como jugadores y cuya corrección requiere de un esfuerzo mayor al habitual. Este es el caso por ejemplo de la aversión al riesgo.
En resumen, la aversión al riesgo podría definirse como la preferencia de un sujeto "A" a aceptar un oferta con algo de riesgo antes que otra con una rentabilidad mayor pero también un mayor riesgo. Es un concepto usado principalmente en finanzas, economía y psicología, todas ellas disciplinas que guardan cierta relación con el poker.
Si bien es cierto que la aversión al riesgo es algo que se plasma en la vida cotidiana, todos debemos tomar continuamente decisiones que acarrean más o menos riesgos, en este artículo vamos a centrarnos solo en la parte que afecta a nuestras inversiones, considerando también como inversión el bankroll que tengamos para jugar al poker.
Para dejar meridianamente claro qué es la aversión al riesgo pondremos un ejemplo muy sencillo. Supongamos que nos encontramos con un amigo y tras un par de bromas decidimos jugarnos las copas de esa noche (cuyo valor estimaremos en 20€ por cabeza) en una tirada de dado, de tal forma que si cae un 1,2 o 3 nosotros nos haremos cargo de la cuenta total, mientras que si el dado muestra un 4,5 o 6 será nuestro compañero quien tenga que desembolsar los correspondientes 40€. En realidad, si obviamos que el dinero está destinado a un fin concreto, lo que estamos haciendo es aceptar una propuesta de doble o nada, si ganamos doblaremos nuestra apuesta (las copas serán gratis) pero si perdemos nos quedaremos sin nada (las copas costarán el doble).
Al tratarse de una apuesta a doble o nada el valor esperado, es decir, la media de la apuesta, es igual a la cantidad apostada, de ahí que si tirásemos el dado infinitamente el resultado sería que ambos tendríamos nuestros 20€ para pagar nuestras copas. Sin embargo solo hay una tirada, y ahí es donde está el riesgo.
Justo antes de lanzar el dado nuestro amigo nos propone devolvernos 15 de los 20€ apostados y que cada uno se haga cargo de sus consumiciones. Esta cantidad se denomina equivalente de certeza o equivalente cierto y siempre será menor al valor esperado. La diferencia entre el equivalente de certeza y el valor esperado es la prima de riesgo.
Sobra decir que una persona con aversión al riesgo aceptaría la pérdida de esos 5€ retirándose de la apuesta.
Dicho esto pasemos a mencionar cuales son los factores que influyen en el aumento de la aversión al riesgo de un jugador de poker y en qué aspectos de su conducta en las mesas podemos identificarlos.
Factores
- Bankroll: disponer de una banca insuficiente para el nivel que estamos jugando provocará que nuestra aversión al riesgo aumente ya que somos conscientes de que no disponemos del dinero suficiente para soportar una mala racha. Es decir, no podremos llegar al tan recurrido "largo plazo", donde una buena estrategia da sus frutos, y por lo tanto tomaremos por término medio decisiones más conservadoras a fin de evitar la varianza lo máximo posible.
- Mala racha: atravesar un "down" afecta psicológicamente a la mayoría de los jugadores, sobre todo en el caso de que éstos sean principiantes. El hecho de no completar ninguno de nuestros proyectos cuando los jugamos de forma agresiva, de sufrir "cooler" tras "cooler" con nuestras manos premium y de perder la gran mayoría de nuestras manos medias puede provocar que nuestro juego cambie hacia una vertiente más conservadora (menos "value bets" en river, menos "all in" preflop...) aunque dispongamos de un bankroll saneado.
- Valor absoluto del dinero: esto es algo que sucede habitualmente cuando subimos de nivel. En vez de mirar los botes como número de ciegas, lo vemos como el valor real que tienen en dinero, de tal forma que de un día para otro, en una jugada exactamente igual podemos estar invirtiendo el doble de dinero, hecho que sin duda merma la agresividad de los jugadores con mayor aversión al riesgo. Generalmente este factor es temporal, ya que tras unos días de adaptación la gran mayoría de jugadores vuelve a ver los botes como número de ciegas y no basándose en el valor absoluto del dinero.
- Zona de confort: todas las personas tienen una zona de confort, ese conjunto de circunstancias vitales que dominan y en el que se sienten cómodos ya que estiman que pueden controlarlas. Sin embargo, no todos reaccionamos igual cuando nos vemos obligados a abandonar esa zona. Para un jugador de poker existen ciertos cambios drásticos, como puede ser verse obligado a cambiar de modalidad por la ausencia de tráfico o subir a un nivel donde no disponemos de información de los rivales, que repercuten directamente en su aversión al riesgo, aumentándola al menos temporalmente.
Aspectos identificativos:
- Menos "value bets": lo acabamos de comentar al referirnos a cómo puede afectar una mala racha a nuestro nivel de aversión al riesgo, pero también es una muestra identificativa cuando esta supuesta mala racha no existe. Un jugador que tenga un elevado nivel de aversión al riesgo no explotará totalmente sus manos, jugando de forma pasiva postflop, algo que se puede observar con facilidad en la fuerza de la mano que necesita para realizar una apuesta de valor en el river.
- "Overbets": otra peculiaridad que nos puede indicar que un jugador no se siente cómodo ante la posibilidad de poner en riesgo su mano aunque la rentabilidad de arriesgarse a ello sea mayor. Es el típico caso de un jugador que prefiere realizar una apuesta superior al tamaño del bote con una "overpair" en el turn cuando en el board hay un proyecto de color. En caso de que la lectura sobre la mano del rival sea acertada, lo correcto sería realizar una apuesta que estuviese dispuesto a pagar y que a su vez lo sacase fuera de "odds", exprimiendo así al máximo nuestra jugada. Sin embargo, un jugador con aversión al riesgo preferirá acabar ahí la mano y recoger el bote existente en ese momento, evitando así la posibilidad de que el rival ligue su color, aunque esto suponga un error en el juego del mismo.
- Pasividad preflop: es algo similar a lo dicho con respecto a las "value bets" pero centrándonos en las decisiones que un jugador toma cuando todavía no ha salido el board. El más claro ejemplo de aversión al riesgo preflop es el juego con AK. Un jugador con un alto grado de dicha aversión jugará de forma pasiva esta mano, esperando ligar alguna de sus cartas en el flop, sin aprovechar que en un gran número de ocasiones su mano es mucho mejor que el rango de su rival, por lo que meter dinero en el bote preflop siempre será una buena decisión.
- Evitar a los "fishes" agresivos: posiblemente este sea el colmo de laa aversión al riesgo. Existen jugadores que prefieren jugar contra buenos jugadores únicamente porque les resulta más sencillo leer sus manos, y en consecuencia pueden tomar decisiones con una mayor cantidad de información. Lo que tratan de evitar es enfrentarse a jugadores "random" que metan presión con cualquier tipo de jugada, ya que su miedo al riesgo provocará que abandonen muchas manos que sin duda van por delante del rango de dicho "fish". Esto es un error grave, ya que este tipo de jugadores recreacionales son enormemente explotables, y la larga nos ayudarán a mejorar sustancialmente nuestro winrate.
Como podemos ver, la aversión al riesgo está íntimamente relacionada con la agresividad de nuestro juego, un aspecto fundamental a la hora de convertirnos en ganadores dentro del panorama actual. Por ello es importante dedicarle tiempo de estudio a los factores matemáticos que nos ayudan a calcular cuando una jugada agresiva es rentable o no, así como a trabajar en los aspecto de nuestra mente que nos impiden ejecutar estas jugadas con normalidad. Todo ello para no caer en una pasividad que lastrará nuestra evolución como jugador.
Si estás buscando mejorar tu juego, quieres superar de una vez ese nivel en el que te has atascado o, simplemente no sabes por qué no eres capaz de ganar en las mesas, este es tu sitio. ¡Aprovéchalo!
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