El El Loquero del póquer, vol. 25: Juego compulsivo, capítulo 5: Opciones de Tratamiento
Seguro que ya lo habrá escuchado miles de veces: si no es capaz de identificar al "primo" de la mesa en los primeros diez minutos, entonces puede que el "primo" sea usted. Vamos a plantearlo de otra manera: si en la primera ronda de ciegas no puede determinar qué jugador de su mesa tiene un problema con el póquer, entonces es probable que sea usted quien tenga el problema.
Como sabe, en las clases de medicina siempre hay algún estudiante que aprende una serie de síntomas nuevos y que inmediatamente se los siente y cree tener esa enfermedad. Otros, sin embargo, no podrían auto-diagnosticarse aunque su vida dependiera de ello. Entonces, ¿cuántos de ustedes han leído las cuatro primeras partes de esta sección y han diagnosticado a todos sus compañeros un "problema con el póquer"?
Como dije en un principio, todos somos humanos y todos tenemos tendencia a crearnos adicciones. Pero es muy difícil reconocer nuestros propios errores, insensateces y debilidades. Mis adicciones son el chocolate y las apuestas por los "redheads" de Texas, pero me costó años de terapia y de comprar en "Hershey's " para darme cuenta por mí mismo de mi problema. Pierdo los papeles ante el cacao y las gominolas.
Al igual que existen numerosos tipos de adicciones, hay diferentes niveles de problemas con el póquer, y tantos tratamientos y curas como individuos que participan en el juego. Tenemos el caso excepcional de la "fácil enmienda", donde una persona lee estos artículos, reconoce su problema, cierra todas sus cuentas online y vuelve su hobby anterior. ¡Buena mano, caballero! Pero para muchos, la cura no es así de fácil.
Vamos a fijarnos en los pensamientos, o en algunos casos "juegos mentales", que son el factor principal en cuestiones de problemas con el póquer. Si es capaz de vencer estas creencias, desafortunadamente muy extendidas, ya se encuentra a la mitad del camino hacia la solución a su problema. Los jugadores de póquer a menudo creen que sus habilidades en el juego son superiores a las de otros jugadores, a pesar de que haya claras evidencias (pérdidas) de lo contrario. El póquer refleja, partida tras partida, que está equivocado en su forma de pensar, porque pierde una y otra vez. Esta obsesión se alimenta con la creencia no demostrada de que somos mejores. "Es sólo una racha de mala suerte" o "Es sólo un golpe malo detrás de otro".
Para tratar el problema y dar un tratamiento adecuado al juego patológico, es fundamental ayudar al paciente a controlar sus pensamientos irracionales. Los jugadores patológicos creen que tienen la habilidad de controlar los eventos de azar o de suerte, confiando en supersticiones o en trucos. Incluso cuando estas supersticiones pueden ser "un arma de doble filo", siempre pensarán que le van a ser favorables, no al contrario.
El objetivo de los tratamientos para jugadores patológicos o pacientes tratados por problemas como alcoholismo, suele ser el mismo: centrarse en recuperar un comportamiento normal en las ideas y en la forma de vida de los pacientes. En el tratamiento de jugadores patológicos se usa una amplia variedad de procedimientos.
Inspirado en Alcohólicos Anónimos, Jugadores Anónimos es el principal grupo de autoayuda para adictos al juego patológico. Lleva a cabo un programa de tratamiento en 12 pasos, basado en la abstinencia. La eficacia de Jugadores Anónimos no ha sido demostrada en estudios controlados y, a diferencia de en el caso del alcoholismo, algunos investigadores han descubierto que la completa abstinencia en el juego puede no ser necesaria para una terapia con éxito. Muchos lectores han comentado que dar este tipo de información (que realmente no necesitan abandonar el juego por completo) es contraproducente para la lucha contra problemas de póquer. Sin embargo, debo señalar que, aunque Jugadores Anónimos ayuda a muchos jugadores compulsivos, el programa no tiene el éxito obtenido por Alcohólicos Anónimos y que estos dos problemas no están correlacionados con ningún estudio científico demostrado. Los problemas de beber y jugar en exceso no tienen el mismo origen y por lo tanto los pacientes no pueden ser tratados con los mismos métodos.
Una teoría actual y ampliamente extendida consiste en que las personas se "enganchan" al juego porque les crea excitación. Volvemos a la idea de la "prisa" que sienten muchos jugadores en las mesas. En nuestra sociedad en la que, cada vez más, todo puede controlarse con un botón automático, tendemos a buscar comportamientos y distracciones que impliquen un nivel de riesgo. El riesgo asumido se refuerza con las experiencias emocionales que le siguen, como el alivio del aburrimiento, la sensación de éxito, y la "prisa" asociada con la búsqueda de excitación. Para muchos, el simple hecho de reconocer que están buscando una salida a lo cotidiano les es suficiente para aceptar que están llevando una conducta arriesgada y reencauzar su comportamiento fuera del área problemática. No todos necesitamos años de terapia o de sesiones en grupo; a menudo nos basta con sólo pararnos, observar y analizar nuestros actos para averiguar los errores que estamos cometiendo.
La "adicción" al Hold'em limitado de 2$ o 4$, probablemente no sea un verdadero problema de juego para la mayoría de nosotros. Es solamente un factor social o una simple forma de "matar el aburrimiento". Jugar con 400$ o 800$ como buy-in mínimo, lo que signifique todo nuestro bankroll, es otra cuestión totalmente diferente. Jugar torneos de 40$ los fines de semana en Las Vegas y dar 5$ de propina a la camarera que nos traiga el séptimo whisky es jugar por diversión; hacer eso en apuestas de caballos de 50.000$ en la World Series es, bien un problema de juego compulsivo, bien un modo de darse publicidad.
Cada persona es distinta y juzgar actuaciones nuestras o ajenas que nos parecen "normales" es siempre difícil. Pero el primer paso en el tratamiento es siempre el mismo, pensar: ¿Tiene un problema? ¿Puede ver cuál es el problema? ¿Quiere hacer algo al respecto?
La semana que viene, veremos el lado profesional del "juego compulsivo".