La columna de Trallero Reiser: William "Canada Bill" Jones
A muchos de los jugadores a los que pregunto cómo empezaron a jugar a poker, y más concretamente a No Limit Holdem, me responden casi siempre que viendo un reportaje sobre Juan Carlos Mortensen en TV, o bien viendo la película Rounders.
En lo personal, empecé a jugar a poker de manera anecdótica, y de casualidad, unos meses después ví el reportaje de Mortensen, y como no, Rounders. Aprovechando un viaje a USA en el 2005, entré a una tienda de videos y conseguí la edición especial en DVD de la película, ya que en España era imposible conseguirla, se encuentra descatalogada.
Y hay un par de frases que se te quedan grabadas: "Si en media hora no encuentras al primo de la mesa, es que el primo eres tú" y "Es inmoral dejar que un primo conserve su dinero". Rebuscando por la red, descubrí al autor de la segunda frase: Canadá Bill Jones. E indagando un poco más, descubrí que tenía una vida digna de película del salvaje Oeste.
William Jones nació en Inglaterra, y ya desde pequeño aprendió los timos clásicos en la calle. Con 20 años cruzó el charco buscando una vida mejor y nuevas víctimas, estableciéndose en Canadá, donde empezó a trabajar como trilero bajo la tutela de un "mentor" (¿se le puede llamar así?) llamado Dick Cady. Pronto el joven Bill vió que podría ganar mucho dinero con esta nueva faceta, así que hizo las maletas y se dedicó a ejercer de trilero en los barcos que recorrían el río Mississippi.
Una vez allí, formó un equipo con tres trileros más (ya sabeis, se tienen que tener "cebos" para atraer a las víctimas), y arrasaron en estos barcos de vapor hasta entrada la Guerra Civil, momento en que el grupo se rompió y Jones descubrió a uno de ellos intentando timarle (aunque quien roba a un ladrón...).
Acabada la guerra, se alía con un nuevo socio, y en apenas unas semanas ganan $200.000 en Kansas (estamos hablando de mediados del siglo XIX, ese dinero es una auténtica fortuna), así que se dedican a cambiar el barco por un tren, y se establecen como trileros en el tren que va desde Omaha a Kansas, llegando a ofrecer a los responsables del mismo de $10.000 a $25.000 anuales (aquí ya depende quién cuente la leyenda) por tener la "primicia" de ser los únicos trileros en los trenes.
Después de eso, empezó a derrochar el dinero apostando y perdiendo a todo tipo de juegos, incluido el poker, acabando realmente pobre en el fin de sus días, en el año 1.880. Frases célebres que se le atribuyen y que a uno le da la impresión que eran fruto de guiones de película son:
"Una Smith and Wesson le gana a cuatro ases"
"No, hijo, tu pierdes, porque lo que yo tengo aquí es una Smith and Wesson"
Lo cual nos da una idea de cómo eran los juegos en esa época, y que las películas de vaqueros recreaban la fiel realidad de cómo eran las cosas.
Como última anécdota, en su funeral, uno de sus "amigos", se apostó $1000 contra $500 a que Bill no estaba en su ataud. Nadie aceptó la apuesta, porque dijeron que "de agujeros más pequeños le habían visto escapar".
Ese era Canadá Bill, toda una leyenda en un mundo en que apostar podía costarte la vida, y que sobrevive en el tiempo por casi 130 años. ¿No es eso una forma de inmortalidad?