Trallero Contra Chuck Norris
Un soleado día más en el Rancho Palomino, al sur de Estados Unidos. Nuestro amigo Trallero disfruta de su retiro mientras toma sus porras con chocolate en el porche de su mansión. Después de eso, una relajante sesión de Tai Chi en el jardín para no perder la forma y estar siempre preparados con un ataque Thunderdome, el arma más letal a la altura del trasero en una mesa de poker. Pero el teléfono sonó para disturbar su paz.
¡Riiiiiing! ¡Riiiiiing!
-Seeeeee, diga.
-¿Señor Reiser, Trallero Reiser?
Siempre que empieza así una llamada, la cosa acaba mal -piensa Trallero.
-Yo mismo. A ver, ¿qué quiere? Que estoy liado educando el esfinter para una nueva variante del Thunderdome y necesito concentración.
-¿Ha dicho el esfinter? Mire, que soy delegado comercial de Nice Buildings California Inc., es para proponerle una partida de poker con el mismísimo Chuck Norris.
¡Con Chuck Norris! Uno de mis héroes de juventud junto a Bud Spencer, los reyes del VHS y el Betamax, símbolos generacionales. ¿Por qué diablos nunca le darían un Oscar a este hombre, con el talento que tenía? Los valientes visten de negro, Delta Force 1, 2 y 3, Desaparecido en combate 1, 2 y 3, por citar algunas, auténticas obras maestras del celuloide. Podría conocerle en persona y ganar unas perras.
-Estaría encantado, pero, ¿quién es usted? ¿Su representante? ¿Un amigo?
-No, como le decía antes, soy el delegado comercial de Nice Buildings California Inc., una constructora de la costa Oeste. Verá, desde que el señor Norris se retiró y se dedica a ver obras como cualquier jubileta que se precie, a la que no le gusta una nuestra, da una patada giratoria al edificio y lógicamente se viene abajo de manera instantánea. Nos está costando un dineral ese temperamento. Habíamos pensado en patrocinarles una partida de High Stakes en Las Vegas unos días a ver si acabamos una promoción de viviendas, que no podemos poner ni los cimientos.
¡Con Chuck Norris! ¡Y High Stakes! Incluso había leido una vez que fue campeón de 5 card draw de las Series Mundiales en el 82. Había ganado a Doyle Brunson en el heads up con una mano mítica: un 7 de picas, un 2 de corazones, un 4 amarillo del juego del UNO, el comodín de la baraja de las familias y la carta de la carcel del Monopoly. Doyle Brunson tiró su mano, sabía que no lo podía superar. Si podía ganar a un semidios como Chuck Norris y salir vivo, Trallero sería recordado por siempre. Más allá del dinero, es la GLORIA.
-Está bien, acepto el reto. Nos veremos en Las Vegas. Texas Holdem sin límite con ciegas de 50.000/100.000 dólares.
-Bien, perfecto, sólo que el señor Norris le ha cambiado el nombre al juego, ahora se llama Texas Holdem Ranger sin límite, pero las reglas son las mísmas, ¿eh?
-La que lo parió... digo... oye baby que pasó. Vale, vale.
Las Vegas, 48 horas más tarde
Nos encontramos en el Bellagio, en la sala VIP-High-Stakes-Millonetis-Que-te-cagas, y la empresa California Nice Buildings Inc. ha preparado un acontecimiento único. Nada más y nada menos que 50 millones de dólares iniciales por jugador con ciegas de 50.000/100.000 dólares. El evento se tiene que retrasar unos minutos, porque tienen que sustituir al croupier; a Chuck le ha parecido que le ha mirado mal y le ha dado una patada giratoria, arrancándole la cabeza de cuajo. Gracias a eso, Chuck ha salvado a la humanidad, ya que la cabeza del croupier ha desviado la trayectoria de un meteorito que venía directo hacia la Tierra. Tres puntos, colega.
El evento está a punto de comenzar, han sedado a un empleado del casino y ya tenemos croupier. La tensión se respira en el ambiente.
-Encantado de jugar con usted, señor Norris -dice Trallero.
-Jugar implica la posibilidad de perder. Yo no juego, yo gano.
-¡Qué tio! Bueno, y ¿juega, quiero decir, gana usted mucho? ¿Ha probado el poker on line?
-La última vez que me acerqué a un ordenador, sacó solito el pantallazo azul de la muerte y los virus se hicieron el harakiri.
-¿Y es verdad que una vez ganó a la ruleta rusa con una pistola completamente cargada?
-Hijo, como no cierres el pico, te voy a invitar a un menú de KFC.
-¿Kentucky Fried Chicken?
-Kick From Chuck.
-Servidor ya pone punto en boca, señor Norris.
La partida comienza al fin. Chuck Norris es el botón, la ciega pequeña y la ciega grande, todo a la vez, por algo es Chuck Norris, y los antes se han puesto solos en cuanto ha levantado una ceja. El croupier baraja, y en cuanto reparte la primera carta a Chuck Norris, este aparta la mesa de un golpe y rompe el cuello al croupier con una patada giratoria. La multitud se queda muda.
-Pensaba que me quería golpear, confundí la carta con una estrella ninja. Tranquilos, yo lo arreglo.
Como ya sabeis, Chuck Norris puede regenerar su cuerpo y crear vida. Empezó a frotar su sacrosanta barba sobre las malheridas cervicales del croupier produciendo un halo de luz, y éste volvió a la vida de manera milagrosa. La gente allí congregada no se lo podía creer, gritaba entusiasmada:
-¡Ese Chucky, ese Chuky, he, he!
En medio del jolgorio, Chuck Norris volvió a asestarle otra patada al recién resucitado croupier poniéndolo en órbita. La alegría se convirtió en pánico.
-No olvideis que lo que Chuck os da, Chuck os lo quita. Traed otro croupier.
"Cualquiera le gana una mano a este tipo, mejor será que acabemos rapidito", pensó Trallero.
Esta vez trajeron a un croupier directamente borracho y que no mirase a los ojos a Chuck para soportar la presión. Repartía las cartas en la mano de Chuck Norris y Trallero, haciendo una reverencia con sumo respeto.
"All in", dijo Chuck Norris sin mirar siquiera sus cartas.
"Coñe, que yo escuché que este tio ganó una vez haciendo una escalera real preflop y sin ver el board", pensó para sí Trallero.
Con sumo cuidado, Trallero miró sus cartas: 2 de diamantes y 7 de corazones. Su mano talismán. Ahora o nunca. Ir all in en la primera mano era arriesgado, pero si ganaba, pasaría a la Historia, entraría directamente al Olimpo de las glorias del poker.
¿Aceptará Trallero el envite? ¿Pasará a la historia como el hombre que ganó a Chuck Norris a las cartas? Todo eso y más la semana que viene.