May Maceiras: ¿Sabemos lo que queremos?
Hace algún tiempo estaba jugando un torneo en un casino español y un jugador conocido me comentó que había tenido "follón" en una mesa de cash con un jugador local. El caso es que en ese casino se cobraba un rake espeluznante muy superior a la media de los otros casinos españoles y este jugador hizo un comentario en la mesa, diciendo que era inconcebible lo que tenían que pagar. Enseguida un jugador local se enfrentó a él y le vino a decir que si no le gustaba, se fuera, pero que no viniera a joderles la partida. El primero intentó razonar con el segundo, mira, que yo he jugado en muchos casinos y que no estoy diciendo esto para montarla, pero es que estais pagando al casino mucho más dinero de lo que deberiaís, esta partida, con este rake, no es rentable en absoluto. El segundo no entraba en razón y se tomaba la crítica -que no sé como fueron las formas, pero en cualquier caso, es constructiva- al casino como algo personal (como si estuviera criticando a Messi delante de un barcelonista, vamos). La cosa acabó mal, con el primer jugador expulsado de la mesa. Cuando me lo contaba, no me lo creía.
Esta anécdota resume lo que, en mi opinión, está pasando con el poker en vivo en España. Hubo un tiempo en el que los jugadores sabían más que los casinos y los organizadores sobre poker. Era el jugador el que tenía que explicar al croupier cuál era la subida mínima o cómo tenía que formar un side pot. Gracias a dios, ya no siempre es así. El poker está creciendo, el boom que llevamos años anuciando parece que ya ha llegado y los casinos, salas y demas entes del sector se están poniendo las pilas. Cada vez hay más torneos, cada vez hay más jugadores, esto va subiendo como la espuma. Y aunque hay veces que se sigue viendo que los casinos aún no conocen este juego como deberían, sí que es verdad que se viene notando un cambio importante desde hace tiempo.
Pero la masificación, desde mi punto de vista, tiene un punto negativo. Antes había menos medios, menos plataformas, todos nos conocíamos entre nosotros, y si queríamos aprender, los espacios para hacerlo eran bien conocidos. Todos hacíamos lo mismo: veíamos los mismos vídeos, leíamos los mismos portales, jugábamos en las mismas salas y comentábamos en los mismos foros. Hoy, ya no es así. La tele nos ha hecho un gran favor dando a conocer el juego al gran público y creando muchos nuevos aficionados. Pero la gente ya no tiene el grado de "especialización" y conocimiento sobre el juego que teníamos cuando éramos pocos. Ahora, todo el mundo ha oído hablar de eso del Holdem y ya más o menos, se conocen las normas más básicas, así que proliferan las partidas caseras o en el bar de la universidad o, en el mejor de los casos, en el casino local.
Muchos jugadores de los de "antes" son jugadores "profesionales" que viven de esto y que, por tanto, conocen el juego mejor que cualquier aficionado. Muchos de los jugadores "nuevos" se acercan a este juego y se lo plantean como un hobby más y no tienen necesidad de profundizar más. Y esto no es necesariamente malo. Lo que queremos es que se conozca el poker y que se convierta, como ya está pasando, en el juego de moda, y eso es exactamente lo que está pasando.
Pero uno de los efectos colaterales de esta expansión es que disminuye el grado de exigencia y demanda por parte de los jugadores. Mi percepción es que los jugadores se conforman con más bien poco. Torneos mal organizados y mal planteados siguen teniendo éxito entre los jugadores. Muchos se conforman simplemente con poder jugar con croupier. No hay un estándar en lo que a normas se refiere, por ejemplo. Algunos casinos siguen las normas de la TDA (bien por ellos) pero otros sin embargo se guían por lo que fulanito o menganito, cliente de toda la vida, les dice que tienen que hacer, con el consabido "en mi casa jugamos así".
De todas formas, hay que diferenciar entre los torneos "profesionales" con un buy-in alto de los torneos "locales". Los casinos locales hacen esfuerzos por diseñar ofertas accesibles para cualquier tipo de jugador. Torneos económicos con un buy-in de 20 o de 50€ que deben ceñirse a las caracterísiticas particulares de cada casino. Ahí no podemos pedir mucho más. Los casinos tienen normativas férreas, horarios estrictos y unas tasas e impuestos que dificultan considerablemente el poder hacer algo "económico" y de alta calidad. Un torneo de 50€ no puede durar dos días. Por lo tanto, su estructura será más turbo de lo habitual. Pero diseñan, en la mayoría de los casos, una oferta amplia y equilibrada, con torneos para todos los gustos, dirigidos a jugadores amateurs principalmente.
Lo que me alucina es ese otro grupo de jugadores, los que se pueden permitir (por cartera saneada o por amplios conocimientos) jugar torneos mucho más caros, torneos, en teoría "profesionales". Me pregunto qué es lo que estos jugadores quieren. Francamente, no lo sé. No sé si quieren jugar torneos profesionales, dirigidos por profesionales, planteados por profesionales y organizados por profesionales, por personas que conocen el juego mejor que nadie y pueden dar una oferta a la altura de las demandas más exigentes, o si lo que quieren es simplemente jugar como sea, donde sea y con quien sea. No paro de oír comentarios en cualquier contexto, desde el torneo grande pero local en el casino de turno, hasta torneos en teoría más renombrados: "la estructura es una basura", "al final es lotopoker", "que mal montado está esto" y, sin embargo, siguen jugándolos. Francamente, no lo entiendo. Creo que aquello de "el cliente tiene siempre la razón" hace mucho tiempo que se ha convertido en un "el cliente no tiene ni puñetera idea, le damos lo que queramos y, como es idiota, lo seguirá comprando". Pero, sinceramente, es lo que merecemos.
Es lo que merecemos, porque no pedimos más. Porque no nos plantamos. Porque seguimos aceptando lo que nos dan ("ya que no hay nada mejor, pues me tendré que conformar con esto"). Yo, por mi parte, sí se lo que YO quiero. Y si no puedo jugar porque no me dan un mínimo de calidad, no juego. Y si la estructura es injugable y el torneo es "lotopoker" y no tengo garantías de que la dirección del torneo sepa resolver cualquier problema que se presente, no gasto mi dinero, ni el de mi sponsor. Y si, con un simple vistazo a la estructura y al número de jugadores intuyo que no va a dar tiempo a acabar el torneo o que en la fase final las ciegas van a estar tan altas que un stack en la media apenas podrá sobrevivir tres rondas sin moverse, no lo juego. Y no hace falta tener grandes conocimientos de poker para darse cuenta de eso. Cualquier jugador con un nivel aceptable sabe interpretar una estructura. Y me da igual si el torneo tiene super premios, si CREO que no voy a tener opciones de conseguirlos y voy a depender únicamente de la suerte, no gasto mi dinero.
En mi caso particular, tengo que jugar determinados torneos por compromisos profesionales; torneos televisados, por ejemplo, que no siempre tienen la mejor estructura. Pero también juego los mejores torneos del mundo, circuitos como el EPT o las WSOP o, sin salir de España, el SPT. Si no tuviera la suerte que tengo de poder jugar torneos profesionales, si no pudiera jugar torneos de más de 50€ o viajar en busca de la mejor oferta, no me quedaría más remedio que escoger lo mejor dentro de la oferta de mi casino local. Probablemente no sería igual que los grandes torneos, pero es lo que hay, sería mi hobby y me conformaría simplemente con jugar. Pero no es el caso. Y, del mismo modo, no es el caso de jugadores más solventes que la media o con más nivel. Sin embargo, mi sensación es que la gente se contenta con lo que le dan, después se quejan claro, cuando llegan a la fase final del torneo y se dan cuenta de que es injugable. O cuando hay cualquier problema en la mesa y el director del torneo no sabe solucionarlo, o cuando se saltan las normas o las aplican como quieren o cuando no queda más remedio que plantear un pacto masivo porque nadie quiere renunciar a su trocíto legítimo del premio y perderlo por culpa de unas ciegas absolutamente surrealistas. Se quejan, pero después vuelven a invertir su dinero en lo mismo.
Se me revuelven las tripas cada vez que me acuerdo de que una de las críticas más escuchadas hechas al SPT (el MEJOR torneo, con diferencia, que se hace en España, y si alguien tiene dudas no tiene más que coger la estructura y compararla con las otras) es que no daban cena gratis. Mi sensación es que se le está poniendo la etiqueta de poker "profesional" a torneos que en realidad distan mucho de ser profesionales. Y tampoco puedo evitar pensar quelos culpables de que el estándar de calidad se mantenga bajo en España no es culpa más que NUESTRA. De los jugadores que, por muy "profesionales" que se consideren o consideremos, en ocasiones parecen preferir algo parecido a una partida grande con los colegas de buen rollo y borrachera en vez de un torneo hecho y derecho. Eso, o directamente, no saben lo que quieren.
May Maceiras es jugadora del Equipo http://www.maymaceiras.com ">blog que actualiza habitualmente.