La emigración y la incertidumbre fiscal dañan al mercado español
El juego regulado en España tiene poco más de un mes de vida. A estas alturas de la película, nadie le ha explicado a los jugadores cuáles son los conceptos que serán tenidos en cuenta por Hacienda en sus declaración de la renta.
Lo único seguro a día de hoy es que el jugador deberá declarar el incremento patrimonial y que, de ningún modo, podrá utilizar un decremento patrimonial debido al juego para aminorar la carga fiscal sobre sus rendimientos del trabajo. La clave es qué cantidades se van a considerar aumento del patrimonio, si las ganancias reales en las mesas o los botes o apuestas ganadas. El resto de opciones, como la tributación cero para el jugador, están lejos de las intenciones del regulador.
Una importante representación de los jugadores que más volumen de juego generaban para las salas en España han optado por emigrar y establecerse en países en los que los jugadores no tributan o el mercado aún no está regulado, con el fin de poder acceder al tráfico de las salas “.com”.
Según las estimaciones recogidas por Laura Guillot en su blog, el número de desplazados ronda los 500, si bien ciertas fuentes los sitúan incluso en los 700.
Esta no es la única hemorragia que está desangrando el tráfico de las salas “.es”. Una importante representación de los usuarios más informados y activos de la comunidad hispana han optado por no activar sus cuentas nacionales, en protesta por la falta de transparencia en el tratamiento que Hacienda le dará a la actividad económica que rodea al juego.
Esta postura huelguista ha sido abrazada por un numeroso grupo de jugadores que, si bien no generan el volumen de negocio de un jugador profesional, sí se cuentan entre los más activos del público recreacional, con mucha diferencia.
El impacto económico en los ingresos de las empresas con licencia en nuestro país y del propio ministerio de Hacienda es fácil de apreciar. La generación de comisiones de un jugador con el perfil mencionado se puede cuantificar en varios miles de euros al mes de media. Una estimación no demasiado lejana a la realidad, como la ofrecida en el mencionado blog, situaría el efecto de la huida de los jugadores habituales en el entorno de los cinco millones de euros mensuales.
El tráfico actual en las salas españolas se nutre en buena medida de las aportaciones de los jugadores esporádicos, pero no se debe olvidar que son los miembros más activos de la comunidad pokerística los que convierten esos depósitos en comisiones para las salas y, por tanto, en impuestos para el Estado.
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