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Trallero Reiser: El Efecto Mariposa

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Trallero Reiser: El Efecto Mariposa 0001

El efecto mariposa

La mente en blanco, ni siquiera sabes cómo has llegado hasta aquí, pero qué demonios, aquí estás. Todo el mundo está pendiente a ti. Jamás imaginaste que sería así: flashes, cámaras de televisión, los logotipos enormes de las salas de poker en las paredes, famosos que no dejan de sonreir y saludar... Durante el descanso te han venido a ver representantes de varias salas de poker online, todos te ofrecen contratos de patrocinio, esponsorizaciones de torneos en Europa y América, los hay que incluso te ofrecen miles de dólares en dinero en efectivo por llevar en el Heads Up una gorra con el logo de su sala. No quieres comprometerte, no quieres pensar en nada ahora, sólo quieres pensar en jugar. Te clasificaste en un torneo por internet por 15 dólares, y has conseguido rentabilizar tu entrada al máximo. Ahí estás, en el heads up, con un profesional que debe llevar media vida en esto. Tienes que ganar, sabes bien que nadie se acuerda del segundo. ¿Quién estaba en el heads up con Hachem, con Fossilman, con Ferguson, con Mortensen en las finales del Main Event? Casi nadie se acuerda de ellos, sólo recuerda a los ganadores. Durante tres semanas serías el chico que se clasificó por internet y llegó al heads up, luego nadie sabría quién eres.

-Shuffle up and deal! -grita alguien.

El croupier empieza a barajar las cartas. Las pone todas boca arriba sobre la mesa, y empieza a mezclarlas. Hace un mazo con ellas, y empieza a cortar. Corta una vez, corta dos, corta tres...

-¡Cof, cof! -tose tu oponente.

-Salud -dices tú.

El croupier se distrae un momento.

-Salud -dice el croupier.

El croupier pierde la cuenta, y corta cuatro veces. Estais igualados en fichas, un all in por cualquiera de los dos dará un ganador. Te reparten tus cartas y, despacio, levantas las esquinas. El rey de diamantes, no está mal. El rey de corazones, tu corazón va a explotar. Tienes un cañón, contienes la respiración. ¿Cómo encaras esto? Estás en la ciega pequeña. Ajustas tus gafas, pones una ficha encima de tus cartas, bajas la cabeza, y dices:

-Subo a dos millones.

Tu oponente se pone un poco nervioso, puedes notarlo. Mira sus cartas, empieza a contar sus fichas, y mueve dos montones al centro.

-Veo los dos millones, y subo a seis más.

Le has visto hacer eso antes, cuando quedabais sólo tres en la mesa. Se marcó un farol y eliminó al otro jugador con basura completando una escalera en el river. A tí no te va a robar tus fichas, tienes una mano de verdad. Es tu momento, y estamos en la primera mano del heads up:

-All in -dices tú, señalando el resto de tus fichas.

De repente, tu oponente se pone en pie, y grita:

-¡Call!

Gira sus cartas. ¡Dos ases! ¡Dos putos ases! ¡Dios, yo pensaba que me estaba faroleando! La he cagado, y de qué manera, y en la primera mano. Voy a pasar a la historia como el mayor tonto en la historia del poker. Lentamente, te levantas de tu silla, y giras tus cartas. El público se pone en pie, grita, aplaude, intenta ver por las pantallas de televisión la mesa. Tu oponente se ha quitado las gafas y vitorea con sus amigos, está chocando las manos con todos. El locutor del casino se acerca para ir cantando las cartas que salen. Tú no te atreves a quitarte las gafas, menuda cara de gilipollas debes tener ahora, tienes ganas de llorar, tirarlo todo así por la borda.

El croupier voltea las tres primeras cartas. Basura, irrelevante, cartas bajas y de distintos palos. Saca la cuarta carta. ¡Dios! ¡Un rey! ¡Un puto rey! ¡No te lo crees! Te sientes mareado, te tienes que sentar. Tu oponente se ha quitado las gafas, no se lo cree. El locutor no para de gritar, y el público está entusiasmado. Tú no te atreves ni a moverte, estás paralizado de los nervios. Saca la última carta. Un cuatro. Has ganado, no te lo crees, ¡has ganado! Das la mano a tu oponente, os acabais dando un abrazo. Saltas, saltas de alegría. No es el dinero, es la gloria de haber ganado, de haber llegado desde abajo, y llegar a ser el mejor del mundo. La gente se acordará de tí, dejarás de ser un don nadie. Es el primer día del resto de tu vida.

El efecto mariposa (II)

La mente en blanco, ni siquiera sabes cómo has llegado hasta aquí, pero qué demonios, aquí estás. Todo el mundo está pendiente a ti. Jamás imaginaste que sería así: flashes, cámaras de televisión, los logotipos enormes de las salas de poker en las paredes, famosos que no dejan de sonreir y saludar... Durante el descanso te han venido a ver representantes de varias salas de poker online, todos te ofrecen contratos de patrocinio, esponsorizaciones de torneos en Europa y América, los hay que incluso te ofrecen miles de dólares en dinero en efectivo por llevar en el Heads Up una gorra con el logo de su sala. No quieres comprometerte, no quieres pensar en nada ahora, sólo quieres pensar en jugar. Te clasificaste en un torneo por internet por 15 dólares, y has conseguido rentabilizar tu entrada al máximo. Ahí estás, en el heads up, con un profesional que debe llevar media vida en esto. Tienes que ganar, sabes bien que nadie se acuerda del segundo. ¿Quién estaba en el heads up con Hachem, con Fossilman, con Ferguson, con Mortensen en las finales del Main Event? Casi nadie se acuerda de ellos, sólo recuerda a los ganadores. Durante tres semanas serías el chico que se clasificó por internet y llegó al heads up, luego nadie sabría quién eres.

-Shuffle up and deal! -grita alguien.

El croupier empieza a barajar las cartas. Las pone todas boca arriba sobre la mesa, y empieza a mezclarlas. Hace un mazo con ellas, y empieza a cortar. Corta una vez, corta dos, corta tres...

-¡Cof, cof! -tose tu oponente.

-Salud -dices tú.

El croupier se distrae un momento.

-Salud -dice el croupier.

El croupier corta cuatro, y corta cinco veces. Estais igualados en fichas, un all in por cualquiera de los dos dará un ganador. Te reparten tus cartas y, despacio, levantas las esquinas. El rey de diamantes, no está mal. El rey de corazones, tu corazón va a explotar. Tienes un cañón, contienes la respiración. ¿Cómo encaras esto? Estás en la ciega pequeña. Ajustas tus gafas, pones una ficha encima de tus cartas, bajas la cabeza, y dices:

-Subo a dos millones.

Tu oponente se pone un poco nervioso, puedes notarlo. Mira sus cartas, empieza a contar sus fichas, y mueve dos montones al centro.

-Veo los dos millones, y subo a seis más.

Le has visto hacer eso antes, cuando quedabais sólo tres en la mesa. Se marcó un farol y eliminó al otro jugador con basura completando una escalera en el river. A tí no te va a robar tus fichas, tienes una mano de verdad. Es tu momento, y estamos en la primera mano del heads up:

-All in -dices tú, señalando el resto de tus fichas.

De repente, tu oponente se pone en pie, y grita:

-¡Call!

Gira sus cartas. ¡Dos ases! ¡Dos putos ases! ¡Dios, yo pensaba que me estaba faroleando! La he cagado, y de qué manera, y en la primera mano. Voy a pasar a la historia como el mayor tonto en la historia del poker. Lentamente, te levantas de tu silla, y giras tus cartas. El público se pone en pie, grita, aplaude, intenta ver por las pantallas de televisión la mesa. Tu oponente se ha quitado las gafas y vitorea con sus amigos, está chocando las manos con todos. El locutor del casino se acerca para ir cantando las cartas que salen. Tú no te atreves a quitarte las gafas, menuda cara de gilipollas debes tener ahora, tienes ganas de llorar, tirarlo todo así por la borda.

El croupier voltea las tres primeras cartas. Basura, irrelevante, cartas bajas y de distintos palos. Saca la cuarta carta. Una reina. Se acaban tus posibilidades. Es prácticamente imposible, ni siquiera tienes posibilidad de color. Saca la quinta carta. Un 10. Se acabó. Tu oponente viene hacia tí y te da un abrazo. Salta hacia sus amigos, grita. El público aplaude. Los de la ESPN van a entrevistarle. El locutor viene a felicitarte por tu segundo puesto, y te pregunta si quieres estar solo un rato, que puede llevarte a una sala. Le pides que por favor te lleve, que no quieres hablar con nadie. Este es el peor día de tu vida, tu mayor fracaso, sientes que has hecho el ridículo.

Esto es poker. Dedicado a los que han sentido las dos caras de la moneda.

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