La Columna de Trallero Reiser: Tengo las tuercas
Si digo esto de entrada, probablemente muchos de vosotros pensareis que no las tengo, sino que precisamente me faltan. Pero si os digo esto en una mesa de poker, más vale que os echéis a temblar, porque voy camino de quedarme con todo vuestro dinero y dad por hecho que no me podréis ganar.
Es curioso cómo a veces aceptamos los términos en inglés sin importarnos demasiado cuál es la traducción exacta o por qué se emplea determinada palabra. La usamos y punto. A veces la historia que hay detrás de determinadas palabras o expresiones es merecedora de ser conocida.
Hace muchos, muchos años, queridos niños, en el Salvaje Oeste, había jugadores empedernidos, que aparte de jugarse su dinero, también se jugaban sus posesiones cuando ya no tenían billetes para poner encima de la mesa. Podían ser tierras, casas, ganado, y como en la época no había automóviles, se apostaban los caballos y los carruajes. Por desgracia, la ludopatía es una enfermedad que lleva al afectado a jugarse lo que no está escrito, y para eso no hace falta que viajemos al pasado, a la época del Salvaje Oeste. Pero vamos a lo que vamos.
Cuando los jugadores se quedaban sin dinero, o necesitaban igualar una apuesta, apostaban sus propias tierras o ganado, presentaban los títulos de propiedad, o hacían escritos a mano donde cedían al ganador el contenido de los mismos, pero ¿y si se apostaban un caballo o el carruaje con el que habían venido?
Bien, en ese caso, y para asegurarse que el perdedor no iba a protagonizar una huida espectacular al estilo de la época, se les instaba a que quitaran las tuercas de las ruedas del carruaje y las pusieran sobre la mesa con el resto del dinero. En caso de que el sujeto perdiera e intentase huir, las ruedas no aguantarían mucho tiempo en su eje sin las tuercas en cuanto el caballo empezase a tirar del carruaje, así que no llegaría muy lejos, y sus acreedores podrían cobrarse el "bote" de la partida.
Así que si alguien se apostaba las tuercas en una mano, se daba por hecho que tenía la mejor mano en la mesa y que no iba a perder (realmente curioso debía ser ver al jugador salir a donde tuviera aparcado el carruaje para quitarle las tuercas a las ruedas en mitad de una partida).
Ahora podéis sustituir tuercas por nuts, y tendréis el sentido que se le da desde entonces hasta hoy día a la expresión y sabréis de donde viene. Tener las nuts, que ni siquiera traducimos, significa tener la mejor mano posible en la mesa, con la que nos es imposible perder.
Ahora bien, vigilad porque nuts es una palabra de lo más variada en la lengua de Shakespeare. Si después de enseñar vuestras nuts, el rival dice que os va a "kick your nuts", no es que la supere, sino que pretende daros una patada en la entrepierna, con sus dolorosas consecuencias. Es momento entonces de salir por patas, como en el Salvaje Oeste.